viernes, 26 de marzo de 2010

A destiempo

a mi mousse de chocolate amargo…


No negocio mi tormenta,
por tu brisa,
ni tus prisas,
por mis cuarenta.

No permuto mi libertad,
por tus boinas y cadenas,
ni tus pechos de nena,
por mis noches de alta mar.

No cambio tu sístole,
por el de mis curanderas,
ni tu triste primavera,
por mi salvaje diástole.

No me place regalar mi paz,
por tu humor de niña mimada,
ni mi húmeda madrugada,
por las caricias que a veces das.

No comulgo con ruedas de molino,
ni me dejes perfumada la almohada,
no me vendas tu corazón inquilino,
de mocosa caprichosa enamorada.


“hacé tu camino de Santiago de Compostela, y a la vuelta buscame en el bar que me dejaste”