domingo, 27 de septiembre de 2009

Princesa




A Daniela, la niña de mis ojos…



¿Cómo fue a parar a la Boca?
mi chinita de grandes misterios,
que en la provincia durmió el tedio,
y la inocencia que Cronos derroca.

Y de la poesía hace un mundo,
lleno de nostalgias, y busca
los besos de la madre que nunca
le profesó un amor profundo.

Declaro: ¡sigues siendo mi princesa!,
más aún, la niña de mis ojos,
la que fortalece mis flaquezas,
retoño de flores en mis despojos.

Mirá, no soy tu padre, ni quiero,
soy el amigo que da su mano,
soy más que tu amigo, tu hermano,
nada me debes, ni te debo

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mis pesadillas





“…al otro lado del mar de Gadara, un hombre desnudo, que tenia su morada en los sepulcros…escribió…”



La autopista a las tres de la mañana,
tus ojos llorosos,
la resaca del whisky,
la pampa entre Facundo y yo,
despertar y no saber donde estoy,
ver la cara de mi madre,
no ver la de mi hijo,
el tiempo que se perdió, el nuestro,
las terminales de buses, los inviernos,
el insomnio, la carretera,
mi pueblo natal, Buenos Aires,
el hambre, el frío, el ayer,
el alcohólico, el golpeador, el ayer,
la incomprensión, quien amo,
el que despierta una mañana en Bariloche,
otra en Buenos Aires, otra en la playa,
otra en el gheto,
y la siguiente en tu cama,
la piel que tengo de mujer, mis hermanas,
el adulterio, el tuyo, el mío,
las botellas que vacié, las sabanas solitarias,
las tardes de domingo sin Gal Costa,
la sangre del que no tiene rostro,
morirme y vivir para contarlo,
las mujeres, las calles que transité,
sin preguntar su nombre,
el tabaco, los veranos que se van,
el viejo y el mar, Damián, Daniela,
la nostalgia de lo que no fue,
la cobardía de buscarte en mis sueños,
arrepentirse, cambiar, y no saber quien soy,
quien está a mi lado, y a donde voy,
la novela que no me redimió,
los asilos de ancianos,
los manicomios y la locura suelta,
los divanes y los shoping´s,
los cementerios, en suma, la soledad,
ese llamado que nunca llegó,
las iglesias, los puñales,
“que hubiera vida después de la muerte”,
por último…

…luchar…luchar…y al fin perderte…



29-04-2003, Dolores

martes, 8 de septiembre de 2009

Artesana






A Gimena, con alevosía…



No se si vas a entender esto,
Tal vez, ni te interese,
Quizá, solo rece
Estas palabras por consuelo.

Tal vez unos reos,
Me pidieron, entre copas,
Que les cuente, quien me roba,
hoy mis sueños, mis deseos.

Y sos, vos,
artesana,
Entre arenas, entre mares,
de mi infancia, y lugares,
y tristezas, que tratabas
de espantarme.

Y no pudiste,
aunque duela,
y quisiste…

Pero hay una verdad
Que no es verdad
Y siempre dicen
Los fantasmas,
Que me barren
La tormenta.


Y no es otra,

Que los matices,
en que intentastes,
enseñarme a vivir,
y no supiste,

Que no veo…
Que no puedo…
Y vivo revolviendo
Entre palabras
Por saber,
¿Dónde están?

Las manos
Que llenaron
De arrugas,
De cicatrices,

Mis mañanas
Mis ápices…
Mis manzanas

…mis pequeños lugares, que eran tuyos…

Que solo a vos,
pertenecían…

Y busco como un tonto
Entre manteles
Y hojalatas, y laureles,
Que me hablan…
de tus ojos

del luto, los atriles,
los almuerzos con jengibre,
del campo, los aljibes,
los ajenjos, los orgasmos.

Y el milagro,
Que vivimos.

una tarde entre tus piernas,
Tus sudores, tus olores,
Y tú llanto…

Y le dimos,
del trueno, la fuerza,
del alba, la luz,
de la tierra, la sabiduría,
del guerrero, el valor
y de tus manos, la alegría.

Entre una multitud,
De niños, y de ríos,
De horizontes, de plegarias
y gentes y suspiros

Es nuestro hijo,
De tu vientre,
Artesana.

Por eso, y nada más
porque el cielo te protege,
De mis ganas,
Más intrusas,
te compongo este
Desquicio, de recuerdos,

porque sos
la brisa que me trajo,
el cobijo, la razón,
El rumbo en el que viaja
Mi galeón…

Bautizado,
Por los dioses…


…Facundo…


6-9-09, en otro aniversario de la soledad…

sábado, 5 de septiembre de 2009

Naufragio



A Charly, por estar en "los valles de sombra, etc," y con un vino..



Releo mi vida, mis ensayos, las poesías,
las novelas sin terminar, los diarios;
recuerdo a mis mujeres,
las que me dolieron, las que me curaron,
las que odié, las que amé,
las que me acompañaron siempre.
A mis amigos,
aquel que murió como vivio,
a ese que nunca se acobardó,
ni se cortó el pelo,
a ella, la más fiel, incondicional...
Me paro desnudo frente al espejo,
veo un cuerpo cansado,
las huellas que dejan las batallas,
las ojeras, la calva,
los ojos enfermos,
el dolor añejo de las piernas,
el pecho, los bronquios,
una hipoteca que no voy a saldar…
y tengo ganas de no enfrentarme,
de no volver a intentarlo,
de no tejer más ilusiones,
de terminar, descansar, dormir…

…virar el timón,
rumbo al acantilado,
ciega la música,
salir a cubierta,
las velas desplegadas,
viajar a toda velocidad, bailar…
buscar la isla que esconde mi tesoro,
…la paz…el silencio…
…y naufragar!...estrellarme!...

Ya no siento nada,
hoy no extraño a mi niño,
ya no lloro, no hubo consuelo,
me acunó un dolor arcaico;
no odio más
que al sol que sale cada mañana,
no tengo reproches,
no peleo con Dios,
no busco oportunidades,
no tengo sueños,
solo un vacío,
muy vacío,
nadie me necesita,
se me echará menos de menos,
cada día,
mis libros dormirán
en la oscura habitación,
junto a estas “letres de cachet”,
que intentan justificarme,
las deudas que las pague dios…

…poner rumbo a altamar,
las velas hinchadas por el viento
buscar la gran tormenta,
la noche oscura,
con la música inundando el mar,
con el vértigo en el rostro,
salir a cubierta, botella en mano,
mi barco y yo,
bailar…
con los gritos de las olas,
cerrar los ojos y girar,
sintiendo el viento en la cara,
la sal, el agua, el vino…

Porque no encontré “mi último bosque”,
porque la tierra no me dio paz,
porque odio los cementerios,
porque fui valiente y merezco el mar,
que no se encuentre mi cuerpo,
no padezca los sirios.

…mi rock and roll endemoniado,
bailar como Axel, sicótico,
en la cubierta de mi barco,
con la botella en la mano,
firme el timón surcando las olas,
saltando por sobre el viento y los rayos,
yo, piloto de tormentas,
buscar el fin del mundo,
aquel lugar donde caen las naves,
y estrellar mí mascaron de proa;

con el vino en la comisura,
con el alma ciega,
la tormenta abatiéndose
sobre mi galeón,
la furia de Neptuno sobre mi cabeza
que no piensa…
destrozar la nave,
hacerla añicos,
acallar los recuerdos,
con los gritos de los demonios
que me esperan,
cerrar mis ojos,
con la oscuridad de la catástrofe, y no
con el murmullos de los años,
morir con la violencia, la dignidad
que merezco,

…y antes de cerrarlos,
de extinguir los días,
ver en le cielo, otra vez,
a mi niño
sus ojitos celestes,
su sonrisa de cristal,
para fraguar el amor
para irme en paz…



“…naufraga el galeón de los excesos…”

Buenos Aires, 12-08-08

Escribo un poema porque tuve un sueño...





Soñé que una fría mañana de mayo,
un hombre joven, con ojos como el cielo,
llevaba el talego a su tierra,
sus pupilas anegadas...
y vi; vi lo que él vio...
vi el árbol por la ventana,
el único beso de papá,
vi la miseria, el dolor,
vi el esfuerzo, el insomnio,
vi a esa mujer de ojos verdes,
vi el amor y la tarde en que le engendraron,
la confusión, la distancia,
vi tanta angustia, desesperación,
una salamandra, un fuego,
esos brazos fuertes, tenaces,
las manzanas y el oporto,
vi tantos cuentos, tantos, tantos.

Vi en sus ojos,
a ese hombre, quebrar un destino,
vi un agrio vino,
deshacer con sus manos la montaña...
llegar a la meta, acabar el camino...
tan joven, tan cansado.

Escribo un poema porque tuve un sueño,
soñé que una mañana de sol y frío,
mi hijo me llevaba a la tumba,
soñé que le heredaba un sueño
y que en la caja conmigo
se iba la pesadilla que me derrumba.

Las llaves bajos la maceta

A Seba, por creer en mi, por tu amistad...



El vino volverá a saber a vino,
y la mujer a mujer,
y el sol no cegará mis ojos,
y Dios jugará conmigo al ajedrez,
y habrá fuego en mi cabaña,
y mi hijo jugará en ella,
y mis noches no serán insomnio,
y el cáncer morirá de cáncer,
y lloraré de risa,
y crecerá mí barba,
y tal vez mi pelo,
y volveré a hallar las letras,
y nadie acallará mi música,
y moriré viejo de viejo,
y no volveré a estar solo,

ni a olvidar quien soy…
yo…padre, maestro, socialista, escritor,
yo…que no soy escombros…

Ladrones




“nunca más dormiría en esa noche recién comenzada, noche que iba a durar la vida entera…el día había acabado para siempre…” Gabriela, clavo y canela. Jorge Amado.


Me robé tus ojos tristes,
esa noche que me viste
destrozar las ilusiones.
Pero vos, brava mujer,
me hurtaste, sin saber,
el pasado y el futuro.
Esta distancia, cual muro,
este murmullo del reloj,
me va dejando sin vos.
Yo te robé la sonrisa,
y vos, sin mucha prisa,
deshiciste mi esperanza.
¡Que ignominia!, ¡que matanza!,
lo más caro, dulce niña,
es que dentro de esa panza,
hoy espera nuestro niño…
nuestro juez, con su balanza.


Febrero de 2000, San Martín de los Andes.

24-3-1976. Manos




“…un buen cáncer en los huevos para los Galtieri, para los Massera…”


Se pudre la llaga,
de la cruel rutina,
que corta,
quema y mutila,
día tras día,
en la guarnición,
reparten picana,
a toda la nación.

Y en la Plaza de Mayo,
se mojan las madres,
que están esperando,
por el hijo, y saben
que no hay esperanza,
de volverle a ver,
de vuelta por casa,
reaparecer…

Mírale los ojos,
vacíos y grises,
a ese mal parido,
que cuidarnos, dice,
y en su cobardía,
descarga dos veinte,
sobre la mujer,
con cría en el vientre.

Que luego tranquilo,
se lava las manos,
para acariciar,
a su hijo amado,
y este no encuentre,
en el tierno padre,
la sangre inocente,
que hoy ha derramado.

¡Que su propia prole
sea el tribunal
donde sus horrores,
tengan que pagar!,
y que por las noches
al querer dormir,
oigan los dolores,
de quien va a morir
en las manos sucias
de un milico vil.

"¡qué nunca encuentren la paz!"

Carolina



Yo discípulo de Sabina,
vos trotamundos,
yo perdido en el pajar,
vos sin recuerdos.

Yo que te invito a vino,
vos que volàs a París,
yo guardando tus fotos,
vos buscando el arco iris.

Yo puse trampa en mi cama,
vos que caíste con ganas,
yo que vuelvo a volar
vos lagrimas en el mar.

Vos que te vas de nuevo,
yo que no te espero,
vos que se te antoja enamorarte,
yo que no juego.

Vos que querès llevarme al sur,
yo que me enamoro tarde,
vos que cantàs algo de Sumo,
yo que es de balde.

Vos que me tiràs las treinta,
yo que los paso,
vos que soportàs muda la afrenta,
yo que te lloro.


“…es pronto para el deseo y muy tarde para el amor…”

Haikú de la rosa




La rosa, celeste como el cielo,
blanca como las nubes,
amarilla como el sol,
así era la rosa.


Si Ud. leyó a Prevert imagina quien es el autor, pero lo cierto es que lo escribió mi hijo Facundo a los ocho años.

A veces escribo...



A Georgina, una dama, una mujer, una amiga...


Porque me emocionana los ojos de cielo de mi hijo,
porque aùn tengo sueños y pesadillas,
porque sufro y rìo,
porque a veces escribo.

Porque siempre seguì causas perdidas,
porque soñè con otro mundo,
porque perdì en el camino el amor,
la fè, la decencia y la esperanza,
porque no me rendì y sigo.

porque ya no escribo
canciones para mi muerte,
sino letras prohibidas...

...en tu piel...

Socialismos.



Muleando para el sucio diputado,
desde y hasta que sol se iba,
fue donde conoció a ese cubano,
que ya ni sombra, hacer, podía.

La moscovita hacia las camas,
guardando el título de ingeniería,
que con el culo se había pagado,
para tener que huir un día.

De casa al Congreso, en el Mercedes,
le llevaba el refugiado,
que por no dar a Fidel laureles,
hoy es chofer y ayer fue cirujano.

En la España socialista,
desembarcó este forastero,
que hallo en las piernas moscovitas,
lo que dejó en el bohío habanero.

Cambiaron vodka por mojito,
el dolor de perder la tierra,
el sudor, la saliva y el flujo,
en un cuarto pleno en miseria.

De la vieja Europa se largaron,
en busca de un nuevo cielo,
en busca de ese respeto,
que en el “primo mundo” no vieron.

Hoy él destripa porteños,
para tratar de salvarles la vida,
mientras ella construye caminos,
en la enorme pampa argentina.

Y da risa la mixtura genética
que el socialismo nos supo dar,
en esa morena ojizarca,
nacida en la libertad.


“...la primer revolución la hice entre tus piernas...”

Santa Teresita, diciembre del 99.

Alias Jehova



“…en esto se mostró el amor de Dios para con nosotros…” 1 de Juan, 4:9.


Tú que estás seguro de lo cierto,
que Jehová te haces llamar,
que miras de reojo el desierto,
en que mi vida vino a acabar.

Tú que fuiste norte en mi brújula,
que diste calor a mi sol,
y viniste a cantar la balada,
en que yo soy el traidor.

Tu que sigues devorando mis días,
y que a Adán hiciste pecar,
no te desligues, ya, de la culpa,
no se la cargues toda a Satán.

Tu que dices ser el sinónimo,
de la ternura, la Santidad,
y a la ruleta juegas los años,
de tu gran prole la humanidad.

Tu que terminas siendo cobijo,
del asesino, de la impiedad,
que no recibes ningún consejo,
en esta noche me escucharás.

Si de justicia te crees dueño,
baja aquí a refutar,
todas las muertes que yo te acuso,
en esta Historia, que es tu plan.

Y no me niegues que sos la causa,
desde Abel, hasta Hiroshima,
que sos culpable de toda matanza,
ya que la muerte es tu inventiva.

Los hombres grandes de corazón,
desde Teresa a Luter King,
Jesús, el Che, Mahatma Ghandi,
ya son escombros en tu Seol.

Yo me imagino que por las noches,
cuando pretendes ir a dormir,
con el gemir de tantos hombres,
tus pesadillas no tiene fin.

Y te presentas delante nuestro,
con ese “slogan” desolador,
“si no me adoran, ustedes perros,
en el infierno tendrán calor”

¿Cómo alguien puede jugar tu juego?,
y tributarte su devoción,
no es por amor, no…no lo creas,
lo que les mueve es el terror.

Entonces tuercen la cervical,
y se arrodillan ante el Señor,
que más que Santo, debiera ser,
el Cruel Verdugo Desolador.

Yo no le temo a las torturas,
que me prometes en el infierno,
le temo al cielo, que está poblado,
de comemierdas, de fariseos.

Si en estos días rompes la Historia,
como anuncian hoy tus profetas,
y te apareces con la parodia,
del juicio justo, con la trompeta.

Cuando me toque, de pie, erguido,
frente a tu trono, pienso decir,
para que escuchen bien tus bandidos,
lo que hoy estoy diciendo aquí.


Dedicado a la hija de Jefté, a todos los que Dios mando a matar, en el Pentateuco, y a todos los que murieron en una infame hoguera…

Setenta veces siete




Setenta veces siete
escribí la lapida
pagué el ataúd
regué las rosas
redacté el réquiem.

Setenta veces siete
lloré mi soledad
maldije mi cobardía
hice las maletas
y volví a empezar.

Setenta veces siete
añoré aquellos años
esperé los postreros
conté los porotos
y capeé el aguacero.

Setenta veces siete
amanecí borracho
crucé el río negro
quemé la cesera
desperté en el infierno

Setenta veces siete
robé las estrofas
dormí en otras camas
lamí las heridas
rompí la acordada.

Setenta veces siete
miré aquellas fotos
subí esas espaldas
mezclé la baraja
repartí de nuevo.

Setenta veces siete
subí al autobús
a mi niño besé
tache cada día
y lo volví a ver.

…pero, ¡carajo!
hoy el manco
no es cojo
hoy, el futuro llegó,
hoy renacieron las flores,
ya no hay más duelos
ni quebrantos
ya no hay más llantos,


“…hoy mi niño me malcría
y yo guiso los versos”

Tres palabras


dedicado a mi niño...


Fue ayer,
que encontré
tres palabras.

Tres palabras,
que no soñé,
que no vi
en espejismo,
tres palabras,
que ni tu,
ni yo mismo,
pudimos rimar.

Que no hay sol,
que secarlas pueda,
ni caminos,
ni distancias,
ni pruebas,
que las borren,
del alma jamás.

Tres palabras,
escritas con nubes,
no en papeles,
no en paredes,
no por mano,
no con tinta,
sino escritas,
por el soplo,
del númen.

Tres palabras,
que no hablan,
de hembra,
que no buscan,
consuelos,
ni guerras,
tres palabras,
que me hacen,
llorar…

Tres palabras,
mirando al futuro,
que se burlan,
de los años duros,
que se ríen,
de mi soledad.
Tres palabras,
jugando en la hamaca,
en el campo,
en la playa,
y en la casa,
que sufrimos,
al dejar atrás.

Que me ponen,
en llamas,
las barbas,
que me enseñan,
el verbo amar.
Tres palabras,
que me mantienen,
vivo,
respirando,
de pie,
bien erguido,
desafiando,
a Dios y a Satán.

Tres palabras,
que yo necesito,
que te hacen,
crecer de a poquito,
entre juegos,
un bosque,
y un mar.

Tres palabras,
en la voz,
del guerrero,
de un dios,
de un paria,
del verbeno,
pero en todas,
sonaba falaz.

Yo renuncio,
al triunfo,
y la gloria,
y reniego
del cielo
y la historia,
de mis sueños,
del bien
y del mal.

Yo conjuro
al santo,
al viajero,
y a los ríos,
cubiertos de hielo,
a las manos vacías,
a los muertos
que no vieron
sus ojos
de cielo,
a la lluvia,
a las noches,
y sus días,
al estío,
a la lumbre,
a Cupido,
y a quien pueda
hacerme callar…

Que si es cierto,
que muero una tarde,
aburrido,
de tanto reírme,
que si es cierto
que dejo una estirpe,
que se cuenta,
como arena de mar.

Esa tarde,
y el día siguiente,
y el martes,
la noche del viernes,
se oirán
mis palabras,
que son tres…


…te amo, hijo…