viernes, 21 de agosto de 2009

Cartas de París



dedicado a Carolina, conservo tus cartas, y un sabor amargo en la boca...



Antes de quemar el manuscrito,
y fusilar a quien lo envía,
recordá por un momento,
aquel tiempo que fuiste mía.

O treinta años atrás,
cuando nos casábamos de tarde,
con tortas de arena y piedras,
o en los besos, que aún arden.

Vos me rescataste del ocaso,
yo te enseñé que la izquierda,
es un sueño de poetas y borrachos.

Ya no recibo cartas de París,
ya no me querés llevar al sur,
ni te escribo sonetos,
para que el mar no sea azul,
para que no parta tu vuelo,
para que te quedes junto a mi...

De tus labios aprendí,
que hay que tirar a matar,
jugar duro, y saberse retirar.


p.d. no había otro final posible…